domingo, 13 de abril de 2008

El Turismo en Veracruz

Se nota la mano del Secretario de Turismo en Veracruz para buscar que el criterio con que se ve la actividad turística en la entidad se amplíe y puedan promoverse las cuestiones antropológicas, etnográficas e históricas.

Ha sido atinado proponer el programa de “Pueblos Mágicos”, que para promover esas poblaciones aparentemente “pequeñas” que están llenas de tradiciones y que le dan sentido a la identidad veracruzana. En esto cabe reconocer la decisión de Fidel Herrera para incorporar en una misma Secretaría el turismo y la cultura.

La interpretación de la cultura es diferente en la concepción actual, ya no forma parte de las cuestiones “educativas”, para las que hay que formarse mediante algún tipo de estudio y que, por lo tanto, deja fuera a todo el arte popular, a las tradiciones de los pueblos y a ese conjunto de leyendas, aromas, sensaciones sencillas, que refieren a una manera de vivir y de pensar, que se inculca desde la primera infancia.

Ahora la cultura es un atractivo turístico, un “producto” que vender al visitante. Y, aunque este sentido es más rico que el anterior, tiene aristas que son de cuidado, para no caer en el riesgo de “fabricar” productos culturales que sean huecos por carecer de raíces. No es lo mismo ir a una población indígena y apreciar los tejidos allí se manufacturan, fotografiar a las indígenas tejiendo y adquirir los textiles, fortaleciendo así la economía de esas comunidades, que implantar una tejedora en un escenario forzado y ponerla a vender textiles que ni siquiera fueron hechos a mano. La línea divisoria, que es muy obvia, puede ser delicada ante la ambición y el desconocimiento de los diversos empresarios del turismo: operadores, hoteleros, restauranteros, e incluso algunos alcaldes y medios de comunicación.

Es bueno que se ponga de moda otro tipo de turismo distinto de la mera visita a las grandes zonas arqueológicas y a los lugares de playa, que abundan en Veracruz, pero es necesario que para que el proyecto del Secretario cristalice y sea más útil para los fines que requiere el gobierno de Veracruz, que se capacite a los operadores de turismo para que sepan ver la infinita riqueza veracruzana con ojos más serios y respetuosos. Es menester contar con bibliografía adecuada, con más profundidad que la simple guía de sitios y accesos, y con una mentalidad muy cercana a la del texto académico pero sin los vericuetos bibliográficos que requiere la academia, y que sacrifican también la vida de las comunidades indígenas.

El reto es único, convertir la cultura en turismo, sin deformar las tradiciones. Trocar la mentalidad de la avidez del empresario hacia el respeto y beneficio de las comunidades, en la que todos sean ganadores, no es fácil. Sólo un político formado y con valores puede lograrlo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Nocivas las Carreteras en la Sierra

Ante el daño que provocan al medio ambiente, tanto natural como social, es preferible que no se construyan carreteras que ingresen en las áreas indígenas de la sierra de los Tuxtlas, en concreto, es mejor dejar comunicado mediante rústicos caminos a las pocas comunidades que se localizan en las faldas de los cerros San Martín y Santa Martha. Son comunidades históricas, con muchos datos que aportar, pero que están mejor protegidas de la depredación de los “inversionistas”, los operadores de “turismo de aventura” y los grandes terratenientes que especulan con las bellezas naturales para convertirlas en sitios exclusivos, cerrando el acceso a los naturales del lugar y a los visitantes realmente interesados, que hacen esfuerzos –los han hecho siempre– para llegar a comunidades como Santanón, Piedra Labrada, Tecuanapa, Perla del Golfo y Arrecifes.

De por sí, los ganaderos han deteriorado las hermosas selvas del área para convertirlas en agostaderos donde se ven a rayo de sol las piezas monolíticas llenas de petroglifos tal vez anteriores a la cultura Olmeca, piezas que –por efecto del sol y la lluvia directa– están deteriorándose como no sucedió en los cerca de 30 siglos anteriores. Ahora, imagínese usted a las piezas “escaladas” por los tenis de algún visitante “new wave” que llegue gracias a las pavimentaciones de los caminos, a la construcción de puentes donde ahora son vados, a la moda desatada por hacer “turismo de aventura” en entornos naturales que están en riesgo.

Afortunadamente hoy en día no llegan, porque esos riquillos en sus 4X4 no se atreven a ingresar ni en las dunas que dejan los nortes sobre el malecón de Coatzacoalcos, mucho menos lo hacen en vados y caminos de verdad, y esto mantiene libre de esa fauna a lugares que son santuarios de la cultura prehispánica, del medio ambiente de los arrecifes marinos, de las leyendas de piratas, los naufragios y de los observadores de estrellas.

Afortunadamente, el aviso de que se construirá ese camino no es más que una asacada política, como el túnel de Allende, a lo que se destina dinero y tinta, pero cuyos recursos servirán para otros fines. Es providencial que el puente de Coatzacoalcos a Pajapan no lo autorice la Semarnat, pero más afortunado es que, después de 80 kilómetros de camino fragoroso, no haya ni la menor posibilidad de que se proyecte un puente en Sontecomapan –vaya, ni se habla de ello–.

Primero, antes que construir puentes para convertir en “turística” a la rica zona de la costa de los Tuxtlas, habría que crear conciencia en el sector turismo para que sepa las diferencias entre un área de conservación ambiental y social y el lucro hotelero. Afortunadamente, no existe ese interés por el lado oficial, pero desafortunadamente, tampoco existe el interés en conocer y difundir la cultura e historia regional a fin de –sobre estas bases– desarrollar un tipo de turismo respetuoso, consciente y adecuado. Si en México éste es corto, hay países que saben de las vías verdes para deporte y conservación del medio, y podrían asesorar a las autoridades en la factibilidad de hacer esto, en vez de ser asesoradas sólo en la viabilidad económica de proyectos que resultan baladíes o demasiado sobados.

sábado, 23 de febrero de 2008

La Ley Gestapo

Con infinito desprecio por la seguridad de los mexicanos, el gobierno panista que padece actualmente el país ha propuesto una ley que, entre otras cosas, permite a las fuerzas policiacas el allanamiento de la morada de cualquiera que ellos consideren “sospechoso”. Esta característica ha hecho que los que tienen un pensamiento liberal le llamen “la ley Gestapo” en honor al fascismo nazi que edificó esas técnicas para el control social.

El actual gobierno de México sabe que de ninguna manera podrá legitimarse, pero ya no le interesa hacerlo, sino servir a los que lo pusieron ahí, cuyos nombres son muy variados, pero que son la Standard Oil, la Shell, los consorcios que expolian las riquezas mexicanas a cambio de limosnas, en el mejor de los casos.

El pueblo de México ya ha llegado al extremo de la miseria que produce a tantos archimillonarios, por lo que constantemente se muestra en innumerables inconformidades, que cada vez son más violentas, pero cada vez las ven menos como noticia los medios de comunicación masiva, por lo que se hace necesario que el gobierno cuente con poderosos instrumentos represivos para amedrentar al pueblo, antes de que suceda lo que en países, como Bolivia, en que los trabajadores nada tienen que perder, y lo saben, por lo que no les dio miedo apoyar un gobierno de corte socialista, cosa que los mexicanos todavía no han decidido, y así los tiene el sistema amedrentados para que no opten por ir en contra de sus enemigos: los intereses del gran capital y sus empresas “globalizadas”.

Pero, para encubrir esta intención es que, en México, se ha inventado una supuesta lucha contra el narcotráfico, cuando eso es algo que en nuestro país resulta casi nulo y que, en general, el consumo de drogas resulta inocuo si se compara con la miseria y la estupefacción que generan las grandes empresas al empobrecer a tal grado al pueblo de México. Por los medios masivos pasan centenares de escenas en que se ve al ejército armado y dispuesto para la lucha contra el narco, lo que no se ve es la existencia del narco, se ven las casas balaceadas por los hombres de armas, pero cuando sacan escenas de los supuestos “narcos” se ve sólo a gente de escasos recursos. ¿Porqué no se ve a los “artistas” de la TV, al general fulano, al gobernador tal o a este y otro funcionarios, reputados como narcotraficantes, pero que viven en la más completa impunidad?
Pues la razón es muy obvia: en primer lugar, porque hay pocos narcotraficantes en el país, en segundo lugar, porque de lo que se trata es de reprimir al pueblo, no de acabar con la gallina de los huevos de oro, así que fingir que se combate al narco y amedrenta al pueblo forma parte de la campaña de terror erigida por el gobierno de México para reprimir a los inconformes.

Así las cosas, es que se propone la “ley Gestapo”, elaborada para reprimir al pueblo, y justificada en un supuesto combate a los estupefacientes, que siempre será supuesto porque lo deseado por el gobierno y sus patrones es la estupidización del pueblo de México, mediante el terror y mediante la TV. Lo demás es parte de las ficciones nacionales.

miércoles, 6 de febrero de 2008

EL PAÍS DEL DOBLE LENGUAJE


Con solemnidad, alguno de los politicastros de la “sapientísima” administración municipal del Coatzacoalcos de hoy en día anunció que se devolverían las efigies de Benito Juárez y Venustiano Carranza a sus lugares originales.

Independientemente de los cuestionamientos que puedan hacerse a esta medida, de afán retrógrado, (podría crearse alguna plaza para estos próceres, en vez de retroceder en cuanto a la fluidez del tráfico urbano), y también independientemente del cuestionamiento sobre el lugar que realmente ocupan en la historia esos prohombres, (total: la historia oficial usa sus figuras para “apuntalar” las ficciones del sistema), la medida hace pensar en lo huecos que son todos esos símbolos ante la realidad mexicana actual.

Lo hueco está en que lo que esos personajes emblemáticos y otros símbolos de la patria, similares, han dejado de significar lo que pudieron denotar en algún tiempo. Por ejemplo, la recientemente celebrada Constitución de 1917, ha sido cambiada en los más medulares de sus artículos, al grado que ya no defiende ni representa las conquistas de una revolución que fue fallida desde sus albores, pero que, al menos, cristalizó en ese texto fundamental.

Los artículos más notorios, no sólo no respetan, sino que se han trocado por los valores inversos. El Artículo 11, que garantiza el libre tránsito, constantemente es violado por innumerables retenes de militares y policías, pretextando alguna ignota campaña de “seguridad”, garantía que también es violada por el régimen castrense en que está derivando el país. El Artículo Tercero, que garantiza la educación pública laica, gratuita y obligatoria, se ha torcido, hoy: desde el jardín de niños más sencillo, hasta la secundaria más afamada, las escuelas cobran estipendios a nombre de la “sociedad de padres de familia” y le niegan el acceso a quienes no cubren esos emolumentos; o sea: ninguna escuela pública es gratuita. Ya no nos preguntamos cuál es el destino de esos recursos, ni enfatizamos la actividad de una gran cantidad de maestros que cobran por el examen en cada curso, o los violadores y estupradores. La realidad actual de las escuelas más parece novela del marqués de Sade que la de un “templo del saber”.

Tampoco el derecho a huelga es respetado cabalmente, porque está mediado por una Secretaría del Trabajo que determina si es legal una huelga, pero que está al servicio de las grandes empresas extranjeras, a las que se les evita que los trabajadores entren en huelga. Es recientemente sonada la obliterada huelga de los mineros en Cananea (vieja mina explotada por extranjeros y que fue uno de los detonadores de esa fallida revolución que citamos, y sigue siendo centro de la explotación de los mineros mexicanos); incluso los “prístinos” magistrados de la Suprema Corte, se han corrompido a favor de los enemigos del trabajador, no dejando ya ninguna salida pacífica ante las inconformidades con que se violenta al pueblo y a las leyes.

Eso mismo sucede con el Artículo 27 de la Constitución ahora, que se prepara el último golpe contra de la única empresa que cumple con aquello de que “el subsuelo y sus riquezas son de la nación”. La minería está en las garras de empresas trasnacionales; las aguas de manantiales y ríos son puestas al servicio de empresas extranjeras, también. El petróleo está siendo puesto, de la manera más cínica, en las fauces de estas fieras predadoras provenientes de lejanas tierras. Y, aunque hay voces que insisten en que eso no tiene razón de ser, encuentran el camino cerrado para exponer sus ideas, siendo los medios de comunicación el principal obstáculo para comunicar esa postura, de la que los que ya actúan como dueños del país no desean que se hable.

Esa Constitución es un símbolo hueco, así como todos los próceres que la conformaron, empezando por Carranza. El respeto al derecho de los pueblos para disponer de sus destinos, es también una fórmula hueca, lo que hace vacío ese culto a Benito Juárez, incluso el culto que le rinden los masones, otrora humanistas defensores de la Patria, pero que, en su ignorancia actual se suman al culto a héroes huecos y a símbolos que ya nada significan. Ninguno de ellos osa levantar la voz, ninguno sabe como hacerlo, pero tampoco callan ante la situación actual, sino que se pierden en palabrerías impotentes de politicastro.

miércoles, 16 de enero de 2008

La Crisis Mexicana

Para los que valoramos este país maravilloso en que todo es posible, resulta una gran preocupación lo que está sucediendo en los días que ya no son tan recientes, pues tienen más de un año:
Gradualmente se ha incrementado la violencia en el país que, con el pretexto de combatir al narcotráfico, ha desatado la autoridad gubernamental. Hablo a título personal, y hasta donde he percibido, ni hay tantos narcotraficantes, ni hacen daño alguno por sí mismos, sino que lo perjudicial son los enfrentamientos que se han propiciado por las mismas autoridades federales. He pensado: ¿qué pasaría si se permitiera el libre comercio de drogas? Tal vez nada de notarse, los que ya consumen seguirían intoxicándose hasta fallecer; los que no consumen seguirían sin que les llamara la atención nulificar su vida por la droga; lo que sí se liberaría es el clima de inseguridad, los consumidores de marihuana, que es el principal consumo de droga en el mundo, ya no se verían obligados a ingresar en el mundo del hampa para satisfacer su gusto, pasaría, como hace 50 años, que adquirirían su yerba en algún puesto de herbolaria del mercado, junto con el té de tila, las flores de manzanilla y la uña de gato. A muchos adolescentes esta liberalidad les mataría el atractivo y ni siquiera se volverían consumidores. Queda en el aire la pregunta ¿qué se busca entonces al perseguir el narcotráfico? ¿Estimular el consumo? ¿Volverlo un negocio más rentable? No vienen a mi mente otras respuestas.

Pero esta crisis de seguridad tiene una faceta más amenazante: el campesino, el productor de maíz y frijol, está viendo peligrosamente amenazada la subsistencia de sus familias debido a una apertura irracional del comercio internacional de esos granos. Países, como los Estado Unidos, donde se subsidia fuertemente la producción, devastarán la mayor parte de los agricultores mexicanos, a los que no quedará otra solución que ir a cosechar tomates en el país vecino, siendo mal pagados debido a la persecución de migrantes, y poniendo en riesgo sus vidas; o tendrán que sumarse a la producción de enervantes, corriendo también el riesgo de ser balaceados en el proceso.
Este asunto del maíz y del frijol tiene aristas muy graves, como la manera en que están patentados los granos a favor de la empresa Monsanto, que ha creado versiones transgénicas a partir de diversos granos, muchos de origen mexicano, sin pagar, ni remotamente, las regalías que debiera; al contrario, si un productor, por un error involuntario, llegara a mesclar su grano con los transgénicos, incurrirá en un delito que, muy a modo, han dado a llamar “piratería”.
Este asunto del maíz se parece a el del Himno Nacional Mexicano, que si es tocado en el extranjero paga regalías a una empresa que lo tiene registrado como propiedad intelectual. Los mexicanos entendemos que es un símbolo patrio y que resulta ser patrimonio de la nación, pero no es así porque ha faltado dignidad al gobierno de México para defender lo que es nuestro, es decir, patrimonio de los mexicanos.

Y hablando del patrimonio de la nación surge el tema del petróleo, que cada vez más es puesto en las manos de los grandes grupos internacionales, a los que se logró recuperar hace ya 70 años. Los pretextos han sido muchos, pero siempre huelen a eso: pretextos del conservadurismo radical a favor de los grandes monopolios internacionales. Las consecuencias nocivas serán muchas y más conforme avance esa propuesta de economía política.
Ya lo vemos con la situación de las empresas mineras, que vienen expoliando la riqueza del país pagando ínfimos impuestos, reducidos salarios y que están protegidas incluso por la Suprema Corte de la Nación. Hace años era Suprema Corte de Justicia, pero su actuar en innumerables casos dentro de los dos pasados años ha significado la ausencia de justicia, que es lo que ahora hacen en contra de los mineros, a los que no respetan en su derecho a huelga para beneficiar a las grandes trasnacionales de la minería a las que se debieran expropiar las minas que explotan en la nación.

Todo esto ha metido a México en una crisis que no tarda, cada vez está más cerca de convertirse en estallido social, aunque está fuertemente mediado por los medios electrónicos de comunicación y la ignorancia del pueblo. Pero el hambre y la injusticia obligan a romper los límites que impone el terror.